El mundo en que vivimos es un caótico torbellino de estímulos, información, conversaciones y distracciones que arrastran nuestra consciencia e impiden desarrollar nuestra inteligencia intrapersonal.
Vivimos con nuestra mente orientada al pasado para recordar quien creemos que somos, pensando en el futuro y en todas aquellas cosas de las que debemos preocuparnos mientras estamos continuamente bombardeados por distracciones ignorando el único momento real, el presente, así transcurre nuestro día a día, así se nos pasa la vida.
Pero en medio de ese caos podemos reencontrar la paz y hacer resurgir nuestra consciencia si enfocamos nuestra atención en lo que estamos haciendo ahora permitiendo que ese desconcierto se desvanezca.
Sea cual sea la acción llevamos a cabo, bien sea escuchar, observar, caminar, leer, escuchar música o practicar deporte, al enfocar nuestra atención en la acción liberamos nuestra consciencia, vaciamos nuestra mente y despertamos al presente.
Desarrollemos el hábito de crear pausas en nuestra rutina diaria; haz una pausa, respira hondo y permite que todo lo que ocupa tu mente se desvanezca, mientras lentamente enfocas toda tu atención en hacer una sola cosa, ignorando todo lo demás.
La mente tiende a llevarnos al pasado o al futuro, nos aleja de la realidad de la que formamos parte para llevarnos a un mundo de interpretaciones, enterrando nuestra consciencia en el proceso. Por otro lado nuestros cinco sentidos son el camino más directo para llevarnos de vuelta al presente.
Escucha a tu cuerpo, siente tu respiración, muévete lentamente, observa a tu alrededor como si vieras el mundo por primera vez, céntrate exclusivamente en aquello que estés haciendo.
Cuando seamos capaces de contemplar el mundo sin identificar, interpretar o juzgar lo que vemos entraremos en contacto con nuestra verdadera esencia y nos daremos cuenta de lo que en el fondo somos, somos el testigo, somos el observador, somos la consciencia que permite la experiencia del momento presente, somos el momento presente.