Un buen argumentador debe ser capaz de detectar e identificar argumentos erróneos o engañosos, también llamadas falacias. El término viene del latín «fallatia», que significa engaño. Las falacias se visten como un argumento e inducen al engaño y equívoco al contrario, llegando a aceptar como razonable algo que no está justificado con la lógica. De hecho suenan bien, y son empleadas frecuentemente por oradores para persuadir en su favor a la comunidad. Las falacias ya se identificaron desde los tiempos de Aristoteles en «Refutaciones Sofísticas».
En este artículos trataremos las falacias más usadas hoy en día:
- Falacia ad hominem (Ataque personal): aquellas que se desvían del asunto a tratar y se orientan hacia la persona que lo formula para desacreditarla. Se centra en la persona que formula el argumento, no en el propio argumento. Se discute la calidad moral del oponente.
A: «Mi libro es muy bueno»
B: «Su libro es mediocre, porque usted es estúpido»
- Falacia ad verecundiam (falsa autoridad): aquellas que se sustentan en una autoridad para dar valor y apoyo al argumento. Al igual que en el anterior punto, no se puede quitar fuerza a un argumento por el interlocutor que la pronuncia, tampoco se puede dar relevancia si el interlocutor tiene valor moral o importancia. También se usa intimidando al adversario, apelando a una autoridad que no se puede discutir, usa el temor de la sociedad por hacer el ridículo o parecer ignorante.
A: «Este libro es muy bueno, porque lo ha escrito X y es muy famoso»
A: «Este libro es muy bueno, lo sabe todo el mundo, y si no opinas así es que eres un analfabeto»
- Falacia ad populum (sofisma populista): aquellas que se sustentan en la autoridad de un grupo, en el colectivo, como si la lógica fuera proporcional al número de personas que la apoyan. Si lo dice mucha gente, tiene que ser verdad.
A: «Este libro es muy bueno, porque lo ha leído mucha gente»
- Falacia de la genética: aquellas que se sustentan en el valor que tiene el origen o los genes, más que en el hecho en sí.
A: «Este libro es muy bueno porque lo ha escrito el hijo de uno de los escritores más famosos»
- Falacia de la generalización: aquellas que se sustentan a partir de elementos que son insuficientes para ser representativos.
A: «Este libro es muy bueno porque es un drama»
- Falacia ad ignoratium (ignorancia): aquellas que se sustentan en el desconocimiento del prójimo o incapacidad de éste para refutarle. Su afirmación es lógica porque nadie puede decir o demostrar lo contrario.
A: «Este libro es muy bueno porque nadie ha dicho lo contrario»
- Falacia ad baculum (recurso de la fuerza): aquellas que se sustentan en la fuerza, para garantizar la argumentación. Como el de autoridad pero apelando al miedo
A: «Este libro es muy bueno porque si no te vas a enterar»
- Falacia de la falsa causa: aquellas que se sustentan en que si A precede a B, siempre que exista A, la B vendrá después.
A: «Los anteriores libros que he comprado aquí eran muy buenos, por tanto, este libro debe ser muy bueno»
- Falacia de continuum (continuidad): aquellas que asumen que pequeños cambios son irrelevantes para el total. Ocurre en aquellos casos donde no somos capaces de definir la frontera donde se produce el cambio. Si arrancamos un pelo a alquien con mucho pelo, ¿es calvo? ¿Y si arrancamos otro y otro…?
A: «Si arranco una página del libro, no dejará de ser interesante» Da a entender que da igual uno que muchos.
- Falacia apelando a la emotividad o misericordia: aquellas que apelan a las emociones o misericordia del ser humano para conseguir algo.
A: «Cómprame este libro, hazlo por mí y por mis hijos, si no me echarán a la calle»
- Falacia petitio principii (petición de principio): aquellas que usan como premisas las mismas que afirman la conclusión
A: «Ese libro es muy famoso»
B: «¿Por qué?»
A: «Porque lo conoce mucha gente «
Esperamos que esta lista de falacias os ayuden a desenmascarar a aquellos argumentos faltos de lógica y apoyados en falsos pilares.
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